La Biblioteca Personal de J.M. Coetzee: una invitación a la lectura

     El siempre desasosegador J. M. Coetzee vuelve a estar de actualidad por la publicación de su Biblioteca Personal en El Hilo de Ariadna.
Fernando Vicente para El País
Este insigne escritor, doble ganador del premio Booker por Vida y época de Michael K. (1983) y Desgracia (1999) y galardonado con el  Nobel de Literatura en 2003, a la par que prestigioso estudioso y profesor universitario, aceptó la propuesta de la citada editorial argentina para que, siguiendo el modelo de lo que hicera en su día Borges, eligiera y prologara las obras que consideraba clave en su formación lectora y autorial. El resultado es una serie de doce libros que no se han escogido en función de su eventual carácter canónico, sino exclusivamente por haber desempeñado un papel decisivo en el entramado de la peculiar educación sentimental de Coetzee como lector y autor.
      La auténtica aventura que constituye esta colección arranca con Madame Bovary de Gustave Flaubert; La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne; La marquesa de O. Michael Kohlhaas, de Heinrich von Kleist; y Tres mujeres. Uniones, de Robert Musil. A estas cuatro entregas parece ser que les seguirán obras de Franz Kafka, Robert Walser, Daniel Defoe, Patrick White o una antología poética.
    Ojalá el mencionado proyecto editorial contribuya a que se (re)visiten, para empezar, los textos incluidos en estos volúmenes que traen a la orilla del lector imperecederas historias: certera anatomía sobre la insatisfacción y magistral retrato de la sociedad rural y provinciana una; impagable disección de la hipocresía social y del verdadero sentido de la justicia y el castigo en torno a una mujer que trata de salvaguardar su dignidad otra; relatos que abordan cuestiones como la violencia y la casualidad dramática o la lucha contra la autoridad algunas; y significativas piezas de la narrativa breve del siglo XX en torno al universo femenino o a la infidelidad conyugal las últimas. Habrá que estar atentos asimismo a esas obras que continuarán la serie y cuyos autores ya resultan atractivos de por sí.
    Coetzee pone sobre el tapete esta su Biblioteca Personal y ese mismo acto hace que además nosotros nos planteemos hasta qué punto algunas de las obras del autor nacido en Ciudad del Cabo nos han marcado como lectores. A no pocos adultos (no es una obra para público juvenil precisamente) nos impresionó en su día la sobrecogedora, también por acerada e inmisericorde, Desgracia; y quizás hoy todavía pueda conmover a nuestros adolescentes y jóvenes Infancia. Escenas de una vida de provincias (1997), cuyo preciso y austero pulso narrativo  se pone al servicio de una historia sobre la inocencia y la violencia larvada a partir de la experiencia de un niño de diez años en la Sudáfrica de la década de los cincuenta del pasado siglo.

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