El derecho a la crítica, clave de la cultura de la libertad

    Hasta ahora mataban personas, destruían instituciones, pero el asesinato de casi toda la redacción de Charlie Hebdo significa todavía algo más grave: querer que la cultura occidental, cuna de la libertad, de la democracia, de los derechos humanos, renuncie a ejercitar esos valores, que empiece a ejercitar la censura, poner límites a la libertad de expresión, establecer temas prohibidos, es decir, renunciar a uno de los principios fundamentales de la cultura de la libertad: el derecho de crítica.

(Mario Vargas Llosa, "Je suis Charlie Hebdo", El País, 9-1-2015,  http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/09/actualidad/1420842456_901133.html) 

     En estos días de conmoción, el premio Nobel de Literatura e intelectual Mario Vargas Llosa (1936-) ha puesto el dedo en la que me parece que es la auténtica llaga de tantos debates como se han venido suscitando estos años en torno a cuáles serían los límites de la libertad de expresión en función del grado en el cual individuos, grupos o comunidades puedan sentirse ofendidos por determinados productos del uso de aquella. 

     Personalmente, me desagradan y nunca practicaría ciertas burlas sobre determinadas cuestiones nucleares vinculadas, por ejemplo, a las íntimas creencias religiosas; pero también estoy plenamente convencida de que el derecho a la crítica constituye un pilar irrenunciable de esta civilización que ha costado muchos siglos y mucho sufrimiento alcanzar y, por eso mismo, hay que salvaguardarlo. De hecho, la posibilidad de expresar la crítica es una de las varillas que sostiene ese paraguas de libertad y derechos fundamentales que nos ampara a todos, ofreciendo el único espacio suficientemente acogedor y abierto para la práctica efectiva de las verdaderas convivencia y concordia. Y en ese ámbito de civilización es en el que muchos -ya provengamos de una u otra cultura o tengamos unos u otros credos o ideas- queremos seguir encontrándonos para vivir en paz y en libertad.